"No queremos ser eternos adolescentes"
Con veinte años recién cumplidos, la banda de Temperley se rebela ante el paso del tiempo. Y repasa una historia de libertad, independencia... y casetes mal grabados.Txt. Nicolás Igarzábal Especial para el Sí!.
Baby, baby, baby, you're out of time! Para 1988, El Otro Yo llegaba tarde para el dark de afuera, y temprano para el grunge de acá. Influenciados por los tres jedis del Lado Oscuro (The Cure, Joy Division y Bauhaus), el grupo tuvo varios intentos como quinteto, hasta que encontró su verdadera vocación de power trío. Lo primero que grabaron fue el casete de Los Hijos de Alien (93). "La angustia, la frustración y toda la mierda que sentía en la adolescencia estaba definida en ese nombre. Mi relación con la vida era muy oscura y autodestructiva, vivía una crisis existencial", evoca Cristian Aldana (hoy, 37).
El segundo "disco" se llamó Traka-traka (en honor a ese chiste viejísimo del pajarito), y fue producido por Guillermo Piccolini, que tocaba con Roberto Pettinato en Pachuco Cadáver. "Fueron nuestros padrinos, hicimos varios recitales con ellos, en La Luna. Ahí se armaban unos shows muy místicos: un par de veces se cortó la luz y seguíamos tocando", repasa María Fernanda Aldana (33). Para Mundo (95), el batero Omar Kischinovsky fue reemplazado por Ray Fajardo: "Yo tocaba en Chiquero y seguía a Hermética. Venía de un circuito más heavy y no tan experimental. Para practicar las canciones, Cristian me pasó un casete en el que saltaban todos los temas, fue muy difícil aprenderlos". Risas.
-¿Qué impresión tenías de él?
Ray: -¡La de un pibe que vivía al borde de una sobredosis! Era muy chupado. Creía que estaba re-loco, que vivía con el recetario en el bolsillo. Después descubrí que nada que ver. Me gustaba el nombre de la banda, sentía que había una conexión conmigo.
-¿Te acordás de la primera vez que los viste en vivo?
Ray: -No tenían escenario, ni amplificación, y transmitían una energía impresionante. Sonaban mucho mejor que en el casete. Veía en ellos cierta ambigüedad, como el mercurio, que se junta y se separa todo el tiempo. Cada uno generaba su propio mundo.
María: -Siempre tuvimos el cielo y el infierno dentro del grupo, como un yin-yang.
¿Y después? Esencia (97) fue un álbum triple, un disco solista por cabeza (a lo Kiss). "Yo estaba en desventaja, porque mis canciones siempre fueron a parar a EOY", reniega Cristian. Con Ezequiel Araujo (importado desde Avant Press) en teclados, Abrecaminos (99) marcó un antes y un después para el grupo de Temperley: les permitió llegar a Obras y girar por EE.UU. y México. Ya en la década 00, sacaron un disco en vivo (Contagiándose la energía del otro), y pulieron una veta más social que puede rastrearse en Colmena (recordar Calles), Espejismos (chequear Mascota del sistema o Licuadora mutiladora) y Fuera del Tiempo. Los festejos de estos veinte los encuentran consolidados como un trío de cinco, con Gabriel Guerrisi (ex Los Brujos) en la otra guitarra, y Diego Vainer en teclados/programaciones.
-¿Cómo se imaginan dentro de veinte años más?
Cristian: -Me gustaría verme como esos artistas que siguen escuchando a gente joven y no se quedan pensando que el pasado fue mejor. Tenemos un montón de cosas para decir todavía, si somos unos incomprendidos de mierda... El Otro Yo propone un lugar nuevo dentro de una escena llena de verdades y de mentiras.
María: -Siento como si estuviéramos empezando. Cuando nació el grupo tenía 13 años y era virgen. Ahora me siento toda una mujer, soy una feliz mamá. El paso del tiempo no nos asusta: no queremos ser eternos adolescentes.
-¿Fueron perdiendo la rebeldía?
Cristian: -La rebeldía tiene que ver con la libertad, con decir lo que se te cante. Seguimos siendo rebeldes y auténticos.
Ray: -Ver a María tocando en Cemento con 8 meses de embarazo: ésa es la rebeldía de El Otro Yo.
-¿Tienen cuentas pendientes?
Cristian: -Estaría bueno hacer un disco con covers de Pixies, Sonic Youth y The Cure.
-Salen en MTV, los distribuye Pop Art, tocan en el Pepsi... ¿cuál es el límite de la independencia?
Ray: -No tenemos un discurso de ser o no ser independientes. Hacemos la música que queremos y no la dejamos contaminar por otros intereses.
Cristian: -El Otro Yo no tiene jefe. Con nuestro pequeño sello (Besótico Records) hicimos lo que quisimos y llegamos hasta cierto lugar. Hay que ser muy piola para meterse en el sistema y poder mandar el mensaje.
-¿Metiéndose dentro del sistema no se traicionan?
Cristian: -Para combatir al sistema tenés que entrar en él, pero tenés que manejarte con tus propias reglas. No tenemos ningún remordimiento porque hicimos todo lo que teníamos que hacer. ¿Quién nos va a recriminar algo? Tal vez de otra forma habríamos ganado más guita...
¿La cumbia es una mierda?
Mediados de los '90, la declaración de guerra ("la cumbia es una mierda"), le valió a Cristian Aldana muchas críticas. Hoy, ¿reivindica o rectifica? "No me arrepiento de las cosas que digo. Pero tendría que haber dicho: 'Menem es una mierda'. La frase no iba contra el estilo ni contra la gente que se divierte, sino de lo que simbolizaba la cumbia en esa época: la ignorancia de un pueblo devastado por una política de destrucción. La cumbia fue la música de fondo de la película de los '90".
Son cosas de brujos
¡Kanishka, Kanishkaaaaaa! A 10 años de su separación, fanáticos del grupo insignia del Nuevo Rock Argentino reclaman su regreso a través del blog www.quevuelvanlosbrujos.blogspot.com (y ya consiguieron 3 mil firmas virtuales). Gabriel Guerrisi (alias X Mental) niega una posible reunión ("nos juntamos a comer con los chicos, pero no hablamos del tema, cada uno está con sus proyectos") y desentierra aquel mito de que Nirvana se agarró del hit más famoso de Los Brujos para la introducción de Very Ape (In Utero), después del Vélez de 1992. "Nirvana nunca nos influenció, quedamos pegados a una movida que no era la que buscábamos. ¡Nosotros queríamos tocar con B-52! Sabíamos que a Dave Grohl le había gustado mucho nuestra banda... Ojalá nos hayan afanado, ¡sería un honor!". Otra perlita: en los días en que los de Seattle pisaron suelo argentino, El Otro Yo fue hasta el Sheraton a llevarles el cassette de Los Hijos de Alien. Se hicieron pasar por un fanzine para poder charlar con los músicos. Después de la muerte de Cobain, le dedicaron Lo de adentro, un show homenaje en Cemento, y el cover castellanizado de Territorial Pissings. Grunge not dead.
El segundo "disco" se llamó Traka-traka (en honor a ese chiste viejísimo del pajarito), y fue producido por Guillermo Piccolini, que tocaba con Roberto Pettinato en Pachuco Cadáver. "Fueron nuestros padrinos, hicimos varios recitales con ellos, en La Luna. Ahí se armaban unos shows muy místicos: un par de veces se cortó la luz y seguíamos tocando", repasa María Fernanda Aldana (33). Para Mundo (95), el batero Omar Kischinovsky fue reemplazado por Ray Fajardo: "Yo tocaba en Chiquero y seguía a Hermética. Venía de un circuito más heavy y no tan experimental. Para practicar las canciones, Cristian me pasó un casete en el que saltaban todos los temas, fue muy difícil aprenderlos". Risas.
-¿Qué impresión tenías de él?
Ray: -¡La de un pibe que vivía al borde de una sobredosis! Era muy chupado. Creía que estaba re-loco, que vivía con el recetario en el bolsillo. Después descubrí que nada que ver. Me gustaba el nombre de la banda, sentía que había una conexión conmigo.
-¿Te acordás de la primera vez que los viste en vivo?
Ray: -No tenían escenario, ni amplificación, y transmitían una energía impresionante. Sonaban mucho mejor que en el casete. Veía en ellos cierta ambigüedad, como el mercurio, que se junta y se separa todo el tiempo. Cada uno generaba su propio mundo.
María: -Siempre tuvimos el cielo y el infierno dentro del grupo, como un yin-yang.
¿Y después? Esencia (97) fue un álbum triple, un disco solista por cabeza (a lo Kiss). "Yo estaba en desventaja, porque mis canciones siempre fueron a parar a EOY", reniega Cristian. Con Ezequiel Araujo (importado desde Avant Press) en teclados, Abrecaminos (99) marcó un antes y un después para el grupo de Temperley: les permitió llegar a Obras y girar por EE.UU. y México. Ya en la década 00, sacaron un disco en vivo (Contagiándose la energía del otro), y pulieron una veta más social que puede rastrearse en Colmena (recordar Calles), Espejismos (chequear Mascota del sistema o Licuadora mutiladora) y Fuera del Tiempo. Los festejos de estos veinte los encuentran consolidados como un trío de cinco, con Gabriel Guerrisi (ex Los Brujos) en la otra guitarra, y Diego Vainer en teclados/programaciones.
-¿Cómo se imaginan dentro de veinte años más?
Cristian: -Me gustaría verme como esos artistas que siguen escuchando a gente joven y no se quedan pensando que el pasado fue mejor. Tenemos un montón de cosas para decir todavía, si somos unos incomprendidos de mierda... El Otro Yo propone un lugar nuevo dentro de una escena llena de verdades y de mentiras.
María: -Siento como si estuviéramos empezando. Cuando nació el grupo tenía 13 años y era virgen. Ahora me siento toda una mujer, soy una feliz mamá. El paso del tiempo no nos asusta: no queremos ser eternos adolescentes.
-¿Fueron perdiendo la rebeldía?
Cristian: -La rebeldía tiene que ver con la libertad, con decir lo que se te cante. Seguimos siendo rebeldes y auténticos.
Ray: -Ver a María tocando en Cemento con 8 meses de embarazo: ésa es la rebeldía de El Otro Yo.
-¿Tienen cuentas pendientes?
Cristian: -Estaría bueno hacer un disco con covers de Pixies, Sonic Youth y The Cure.
-Salen en MTV, los distribuye Pop Art, tocan en el Pepsi... ¿cuál es el límite de la independencia?
Ray: -No tenemos un discurso de ser o no ser independientes. Hacemos la música que queremos y no la dejamos contaminar por otros intereses.
Cristian: -El Otro Yo no tiene jefe. Con nuestro pequeño sello (Besótico Records) hicimos lo que quisimos y llegamos hasta cierto lugar. Hay que ser muy piola para meterse en el sistema y poder mandar el mensaje.
-¿Metiéndose dentro del sistema no se traicionan?
Cristian: -Para combatir al sistema tenés que entrar en él, pero tenés que manejarte con tus propias reglas. No tenemos ningún remordimiento porque hicimos todo lo que teníamos que hacer. ¿Quién nos va a recriminar algo? Tal vez de otra forma habríamos ganado más guita...
¿La cumbia es una mierda?
Mediados de los '90, la declaración de guerra ("la cumbia es una mierda"), le valió a Cristian Aldana muchas críticas. Hoy, ¿reivindica o rectifica? "No me arrepiento de las cosas que digo. Pero tendría que haber dicho: 'Menem es una mierda'. La frase no iba contra el estilo ni contra la gente que se divierte, sino de lo que simbolizaba la cumbia en esa época: la ignorancia de un pueblo devastado por una política de destrucción. La cumbia fue la música de fondo de la película de los '90".
Son cosas de brujos
¡Kanishka, Kanishkaaaaaa! A 10 años de su separación, fanáticos del grupo insignia del Nuevo Rock Argentino reclaman su regreso a través del blog www.quevuelvanlosbrujos.blogspot.com (y ya consiguieron 3 mil firmas virtuales). Gabriel Guerrisi (alias X Mental) niega una posible reunión ("nos juntamos a comer con los chicos, pero no hablamos del tema, cada uno está con sus proyectos") y desentierra aquel mito de que Nirvana se agarró del hit más famoso de Los Brujos para la introducción de Very Ape (In Utero), después del Vélez de 1992. "Nirvana nunca nos influenció, quedamos pegados a una movida que no era la que buscábamos. ¡Nosotros queríamos tocar con B-52! Sabíamos que a Dave Grohl le había gustado mucho nuestra banda... Ojalá nos hayan afanado, ¡sería un honor!". Otra perlita: en los días en que los de Seattle pisaron suelo argentino, El Otro Yo fue hasta el Sheraton a llevarles el cassette de Los Hijos de Alien. Se hicieron pasar por un fanzine para poder charlar con los músicos. Después de la muerte de Cobain, le dedicaron Lo de adentro, un show homenaje en Cemento, y el cover castellanizado de Territorial Pissings. Grunge not dead.
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