Ray baterista: Nunca hice una elección consciente sobre el instrumento. Yo toco desde muy chico –antes de los cinco años- baldes, sillones, no tengo recuerdos como les pasa a algunos de mis colegas que a los 10, 11 vieron una batería en la tele, flashearon y dijeron: “Quiero ser batero”. Yo no tuve nunca dudas con respecto a mi instrumento, aunque todo eso tiene su pro y su contra. Lo pro es que es ya viene como de una forma innata o natural para mí tocar, con información que no he aprendido. Yo no fuí a más de tres clases con mis profesores: tres clases con Andrea Alvárez, tres con Marcelo Mira, y siempre por dudas técnicas que tenía. Mis amigos más cercanos fueron bateristas por elección muchos de ellos, y sí estudiaban y me iban pasando la data. Ellos no escuchaban mucho rock, no hacían rock de hecho, hacían jazz. Tipo a los 8 años mi mamá se daba cuenta que algo me pasaba porque todos los nenes tocan las cacerolas, pero no durante tres años todos los días, entonces me mandó a los 8 a piano y de los 10 a los 12, estudié guitarra, a ver si me pasaba algo con eso. Pasa que yo vivía en Burzaco y había como un galpón en el fondo y yo dale que dale. Desarmaba hasta los juguetes: los iba poniendo en distintos lugares para pegarles, y así llegó un momento en que el galpón eran todas cosas para pegar. Me acuerdo que tenía una ambulancia –imaginate la edad que tenía- que estaba buenísima y apenas me la dieron le saqué las ruedas y la puse en el galpón para pegarle, entonces mi mamá buscó como darle una orientación de estudio a la música, a ese instrumento que es la batería que, es o no un instrumento? No se sabe muy bien, cumple una función musical o terapeútica?
El Llamado: Muchas veces uno tiene la capacidad de escuchar el llamado vocacional por algo que te llama la atención o es una elección propia, en un punto yo nunca pude hacer esta elección. Yo hablaba con amigos y me decían “Eh, bueno, está buenísimo, vos ya sabés lo que querés hacer, siempre supiste lo que querías hacer” y yo les decía “Sí, bueno, pero no es ningún mérito, no es que yo hice una elección y me arriesgué a una situación, es algo que me simplemente me llevó, que es más fuerte que yo....” Me encanta estudiar, estudié el profesorado de filosofía, licenciatura en publicidad, hice todo el ciclo básico en la UBA, había cosas que me interesaban desde mi propia elección, pero por el tema de la música, las giras... me iba de gira dos meses, tenía que cortarlo, ya está, no puedo. Hice varias cosas que sí me interesan por elección propia pero no las pude desarrollar, entonces es ese pro y ese contra: “qué suerte que vos tenés ese tema resuelto!”, y yo les decía: “¡qué suerte que vos podés sentir cualquier cosa! No sé, a los 18 decir “quiero ser piloto de avión”...qué suerte!”
Las 1ras producciones: Enfrente de mi casa vivía Georgie -Jorge Rechia- que fue mi primer amigo, ahí comencé a escuchar música porque el tenía una hermana y un cuñado que eran mucho más grandes y nos pasaban música. Ahí escuché Queen por primera vez, Cantilo y Punch, todo el rock nacional lo escuché ahí y la madre veía que a mí me recopaba tocar y nos poníamos con el tocadiscos y después con el grabador y tocábamos arriba. Yo tocaba el bombo legüero, él tocaba una criolla con tres cuerdas y nos pasábamos horas. En un momento ya teníamos una batería de juguete y una guitarra mejor y flasheábamos con eso. Un día descubrí el REC en el grabador, yo tenía un cassette virgen y descubrí en el JVC –no me olvido más- que se podía grabar y dije: “Esto es una locura!” Mi hermano Joaquín (el que está en USA) tocaba con un trombón de plástico y mirá que loco (porque hace muy poquito que yo llegué a esta conclusión) yo empecé a grabar y grababa las improvisaciones y me acuerdo patente porque mi hermano Joaquín siempre me puteaba porque lo mandaba al baño, y yo lo hacía porque cuando yo reproducía lo que tocaba él -que era una especie de trombón- sonaba muy fuerte. Y yo, sin tener idea de como se grababa ni como se mezclaba ni nada, estaba como mezclando intuitivamente. Necesitaba que lo de él esté mas bajo y por eso lo mandaba al baño, pero sonaba bien. Entonces después hacíamos el cassette: pintábamos una tapa en acuarela –que después quedaba pegada- y así eran nuestras producciones. Imaginate que era un trabajo porque agárrabamos la tapa de algún cassete para usarla y la tapita de papel la tirábamos por atrás del mueble (ponele: música clásica, esas cosas) para que no se dieran cuenta que faltaba, y pintábamos con acuarela hasta el cassette (para que no se viera lo que había abajo) y después cuando abrías a los tres días el cassette era un pegote. Así empecé, luego descubrí el poder de la cinta scotch para volver a grabar, el alcohol para borrar los títulos y que quede anónimo, todo eso lo descubrí ahí. Hace poco me dí cuenta que ahí estaba haciendo los primeros ejercicios de grabación y de producción, estaba como mezclando intuitivamente, re-loco, me entendés??
Las 1ras producciones: Enfrente de mi casa vivía Georgie -Jorge Rechia- que fue mi primer amigo, ahí comencé a escuchar música porque el tenía una hermana y un cuñado que eran mucho más grandes y nos pasaban música. Ahí escuché Queen por primera vez, Cantilo y Punch, todo el rock nacional lo escuché ahí y la madre veía que a mí me recopaba tocar y nos poníamos con el tocadiscos y después con el grabador y tocábamos arriba. Yo tocaba el bombo legüero, él tocaba una criolla con tres cuerdas y nos pasábamos horas. En un momento ya teníamos una batería de juguete y una guitarra mejor y flasheábamos con eso. Un día descubrí el REC en el grabador, yo tenía un cassette virgen y descubrí en el JVC –no me olvido más- que se podía grabar y dije: “Esto es una locura!” Mi hermano Joaquín (el que está en USA) tocaba con un trombón de plástico y mirá que loco (porque hace muy poquito que yo llegué a esta conclusión) yo empecé a grabar y grababa las improvisaciones y me acuerdo patente porque mi hermano Joaquín siempre me puteaba porque lo mandaba al baño, y yo lo hacía porque cuando yo reproducía lo que tocaba él -que era una especie de trombón- sonaba muy fuerte. Y yo, sin tener idea de como se grababa ni como se mezclaba ni nada, estaba como mezclando intuitivamente. Necesitaba que lo de él esté mas bajo y por eso lo mandaba al baño, pero sonaba bien. Entonces después hacíamos el cassette: pintábamos una tapa en acuarela –que después quedaba pegada- y así eran nuestras producciones. Imaginate que era un trabajo porque agárrabamos la tapa de algún cassete para usarla y la tapita de papel la tirábamos por atrás del mueble (ponele: música clásica, esas cosas) para que no se dieran cuenta que faltaba, y pintábamos con acuarela hasta el cassette (para que no se viera lo que había abajo) y después cuando abrías a los tres días el cassette era un pegote. Así empecé, luego descubrí el poder de la cinta scotch para volver a grabar, el alcohol para borrar los títulos y que quede anónimo, todo eso lo descubrí ahí. Hace poco me dí cuenta que ahí estaba haciendo los primeros ejercicios de grabación y de producción, estaba como mezclando intuitivamente, re-loco, me entendés??
Info o no info, esa es la cuestión: La sobreinformación como la desinformación son dos puntos difíciles, y entre las dos prefiero no tener tanta información en lo artístico, porque si bien vos escuchás mucho lo que necesitás es escucharte a vos, y eso es una búsqueda, es un trabajo, es un poco lo que yo como músico siempre quise hacer. Sí a mí me hablan de influencias como baterista tengo muchísimas: Buddy Rich, Keith Moon, Gene Kruppa, a Ringo (Starr), el Bonzo, pero como baterista nunca me interesó, y creo que es lo que se valora o me hacen saber otros colegas o músicos, que es cuando vos ves un músico ves la influencia enseguida, claramente, y para mí nunca fue mi punto tocar como Ringo o el Bonzo. Yo dije: del Bonzo me gusta esto, de este me gusta aquello, pero lo que yo quiero es tocar como yo, entonces ese fue mi trabajo sobre mí como baterista. Capaz porque soy ambidiestro. Toco derecho, pero soy ambiediestro. Los tilts, o arreglos, o platillos, los defino como zurdo. Muchos ensayos de EOY cuando me aburría daba vuelta la bata y me decían: “No, no la des vuelta, por favor!!!” porque yo me ponía a tocar derecho, y así cortaba un poco, a los chicos los ponía locos!!. Justamente la última vez que tomé clases fuí para corregir esa situación y Marcelo Mira me sacó cagando, me dijo: “Vení si querés y sacamos algo de jazz latino, esas cosas, pero no vengas a cambiar tu manera de tocar porque no te perjudica en nada, al contrario, es otra manera de tocar. Hagamos o busquemos, experimentemos otras cosas, pero como tocas no jode”. Entonces ya con esa situación no puedo imitar a nadie, es una particularidad.
El mundo del rock: Yo hice mi ejercicio de supervivencia, tuve mis momentos, de verme en los videos, en las fotos, en las notas, y preguntarme: “Para qué?, dónde está lo importante?” pero son esas idas y vueltas, por eso entendí que es parte de lo musical. Ponele: yo al principio no firmaba autógrafos, hasta que me dí cuenta que no firmar autógrafos era peor que firmarlos, al principio venían a pedirme autógrafos y yo les decía: “No, yo no te voy a dar un autógrafo” y de explicarle a cada uno porque no firmaba autógrafos casi me convierto en el que no dá autógrafos por otra cuestión, entendés? Entonces me puse a pensar en que lleva a alguien a querer un autógrafo de otra persona, de mí en este caso, y le encontré la vuelta. En esa época no había celulares ni cámaras de fotos digitales y lo pensé como un recuerdo de un momento de encuentro con el músico, y ahí empecé a firmar. Ahora es diferente porque van al show y te sacan fotos, o te encuentran en algún lugar y se llevan un recuerdo, antes eso no existía. Cuando lo pensé así me aflojé y empecé a dar autógrafos desde un buen lugar. Porque yo siempre traté de ser yo, los mails siempre los respondo y lo seguiré haciendo yo, trato siempre de ir un rato antes de un show y hablar con la gente. El Otro Yo también tuvo eso, aunque en un momento no lo pudimos controlar, ponele cuando éramos solteros nos ibamos con la gente a cualquier bar, pero eso después lo tuvimos que dejar porque ibamos con nuestros amigos también y queríamos estar un rato con ellos. Pero cada tanto de vez en cuando lo sigo haciendo, ponerme a charlar o tomar algo con pibes que nos van a ver, porque así entré yo a EOY. Tocar en EOY al principio fue cambiar un montón de cosas que no me gustaban de las bandas que yo iba a ver o del rock en sí, entendés? que sucedían no en un plano real, sino demagógico. Y pocas bandas sí lo hacían, como era el caso de Hermética, que tenías acceso absoluto a los músicos, te firmaban y se sentaban a charlar con vos y a hablar de una letra, y era así. Después en las demás no existía, por lo menos en las que iba a ver yo. Entonces cuando entré a EOY y el grupo comenzó a tener cierta repercusión fue el momento de hacerlo nosotros, porque el músico de rock no puede ser algo inalcanzable.
El mundo del rock: Yo hice mi ejercicio de supervivencia, tuve mis momentos, de verme en los videos, en las fotos, en las notas, y preguntarme: “Para qué?, dónde está lo importante?” pero son esas idas y vueltas, por eso entendí que es parte de lo musical. Ponele: yo al principio no firmaba autógrafos, hasta que me dí cuenta que no firmar autógrafos era peor que firmarlos, al principio venían a pedirme autógrafos y yo les decía: “No, yo no te voy a dar un autógrafo” y de explicarle a cada uno porque no firmaba autógrafos casi me convierto en el que no dá autógrafos por otra cuestión, entendés? Entonces me puse a pensar en que lleva a alguien a querer un autógrafo de otra persona, de mí en este caso, y le encontré la vuelta. En esa época no había celulares ni cámaras de fotos digitales y lo pensé como un recuerdo de un momento de encuentro con el músico, y ahí empecé a firmar. Ahora es diferente porque van al show y te sacan fotos, o te encuentran en algún lugar y se llevan un recuerdo, antes eso no existía. Cuando lo pensé así me aflojé y empecé a dar autógrafos desde un buen lugar. Porque yo siempre traté de ser yo, los mails siempre los respondo y lo seguiré haciendo yo, trato siempre de ir un rato antes de un show y hablar con la gente. El Otro Yo también tuvo eso, aunque en un momento no lo pudimos controlar, ponele cuando éramos solteros nos ibamos con la gente a cualquier bar, pero eso después lo tuvimos que dejar porque ibamos con nuestros amigos también y queríamos estar un rato con ellos. Pero cada tanto de vez en cuando lo sigo haciendo, ponerme a charlar o tomar algo con pibes que nos van a ver, porque así entré yo a EOY. Tocar en EOY al principio fue cambiar un montón de cosas que no me gustaban de las bandas que yo iba a ver o del rock en sí, entendés? que sucedían no en un plano real, sino demagógico. Y pocas bandas sí lo hacían, como era el caso de Hermética, que tenías acceso absoluto a los músicos, te firmaban y se sentaban a charlar con vos y a hablar de una letra, y era así. Después en las demás no existía, por lo menos en las que iba a ver yo. Entonces cuando entré a EOY y el grupo comenzó a tener cierta repercusión fue el momento de hacerlo nosotros, porque el músico de rock no puede ser algo inalcanzable.
El pibe de los parches: El baterista es como un eslabón perdido en la banda, pero es un eslabón muy importante porque siempre está en el fondo y genera ciertas cosas y tiene cierta participación -aunque yo siempre rompí con eso porque nunca me sentí 100% baterista, es la verdad- pero lo pienso como ese eslabón perdido que genera cierta conexión entre el artista, la banda y la gente. Yo lo he notado muchas veces, y lo hemos charlado largo con bateristas amigos, que muchas veces la gente se anima a decirte cosas a vos sobre la banda que nunca le va a decir al cantante o al compositor, te va a vertir opiniones, como también te va a preguntar cosas en lo artístico, que nunca se las preguntaría al cantante, y es así, entonces hay una situación también mucho más real. A mí siempre me gustó el artista en el escenario: yo me siento a tocar la batería y te puedo asegurar que me pasan cosas muy extrañas, por ahí de no ser consciente de estar tocando, o de estar en otro lugar cuando estoy tocando, o sentir la sensación de dejar de tocar y salir corriendo –como a veces me pasaba- y salí corriendo, y no estaba bajo los efectos de nada, son pulsiones que las dejas ir y son, como romper instrumentos. Las veces que he roto instrumentos, que no fueron muchas pero fueron precisas, respondieron a una situación volcánica, una bola de sentimientos que viene de un lugar distinto, lo que que le pasa a la mayoría de la gente. Pasa que como el músico de rock tiene esa vidriera y lo ves rompiendo una guitarra o lo ves rompiendo una batería y decís “Uy, está re-loco, está re-drogado” pero muchas veces en tu vida personal, en tu actividad personal, sea cual fuere, a la que te dedicas y le entregas tiempo y amor, vienen esos momentos conflictivos con tu elemento de trabajo el cual sabés que es la puerta hacia todo lo que querés y es la puerta y el vínculo y lo hacés mierda porque sentís ese amor-odio en ese momento y gana el odio y gana la destrucción y la despersonalización y la situación la transmitís a través de un objeto porque ¿como me deshago siendo baterista? Rompiendo la batería, porque no puedo dejar de ser baterista. Esto es natural que suceda, aunque sea incomprensible para algunos, pero bueno, me descargo como baterista.
Sindicato Unico de Bateristas en Ascenso: En el mundo del rock hay un deporte cuando ser músico pasa de ser vocación a ser tu profesión: desestabilizar al otro. Por eso hice el SUBA, porque hay algo que solamente los bateristas podemos generar: juntarnos 15, 20 en una casa (la de Leo de Cecco, presidente del sindicato) a comer asado. Imaginate, Rowek y el Panza de Babasónicos eran los parrilleros, estaba Seba de los Piojos, el Tanque de la Renga, Andy de Carajo. Nos juntábamos una vez cada dos meses y hablábamos de nuestra labor y nuestras cosas en un ambiente de ex compañeros del secundario, o amigos de toda la vida. Cuando lo empezamos a hacer y se enteraron los cantantes y los guitarristas no lo podían creer, y querían venir como invitados pero no podían venir, lo tenían prohibido, no los dejábamos porque era nuestro espacio, un espacio que ellos no pueden generar porque tienen que cuidar más su imagen. Imaginate que ellos se ponen a pensar ¿quien te invita? ¿Vos, él?, esas boludeces y entonces había siempre un juego como de conspiración, como de situación medio desestabilizadora: “Che, fueron allá? Cómo les fue?” esa pelotudez de la que está contaminada bastante el rock, aunque yo siempre me mantuve bastante aparte. Entonces me junté con otros que eran como yo y la pasábamos muy bien. Aparte del compañerismo y lo que nos divertíamos, después hacíamos todos los chistes posibles. Roy Quiroga (Ratones Paranoicos) es como el escribano y anota, porque cada uno tiene un lugar. Incluso el que entra, ponele, vino Black Amaya (Pescado Rabioso, Spinetta) como invitado, era loco porque vos veías como quince bateristas que están en la historia del rock, está el presente y quizá el futuro (por los más nuevos) de la historia del rock y todos hablábamos como pares de lo caro que es este instrumento y hablábamos de que pasa si se nos rompe un plato, que es algo que sucede constantemente –más en mí, que rompo platos constantemente- vos pensá que en la estructura de las bandas que tenemos cada uno se hace cargo de su instrumento, entonces pensábamos: “¿qué pasa si no lo puedo comprar?” y entonces decíamos: “¿qué pasa si hacemos un paro general?” Entonces habíamos propuesto que parábamos todos los bateristas entonces suponete Chizzo (de La Renga) iba a tener que llamar a Cristian Aldana y decirle: “Che, loco, ponete las pilas, ayudalo a Ray con el plato porque lo tengo al Tanque (baterista de La Renga) acá que no me quiere tocar un tema” y así todo el tiempo, nos divertíamos mucho con estas situaciones.
Sindicato Unico de Bateristas en Ascenso: En el mundo del rock hay un deporte cuando ser músico pasa de ser vocación a ser tu profesión: desestabilizar al otro. Por eso hice el SUBA, porque hay algo que solamente los bateristas podemos generar: juntarnos 15, 20 en una casa (la de Leo de Cecco, presidente del sindicato) a comer asado. Imaginate, Rowek y el Panza de Babasónicos eran los parrilleros, estaba Seba de los Piojos, el Tanque de la Renga, Andy de Carajo. Nos juntábamos una vez cada dos meses y hablábamos de nuestra labor y nuestras cosas en un ambiente de ex compañeros del secundario, o amigos de toda la vida. Cuando lo empezamos a hacer y se enteraron los cantantes y los guitarristas no lo podían creer, y querían venir como invitados pero no podían venir, lo tenían prohibido, no los dejábamos porque era nuestro espacio, un espacio que ellos no pueden generar porque tienen que cuidar más su imagen. Imaginate que ellos se ponen a pensar ¿quien te invita? ¿Vos, él?, esas boludeces y entonces había siempre un juego como de conspiración, como de situación medio desestabilizadora: “Che, fueron allá? Cómo les fue?” esa pelotudez de la que está contaminada bastante el rock, aunque yo siempre me mantuve bastante aparte. Entonces me junté con otros que eran como yo y la pasábamos muy bien. Aparte del compañerismo y lo que nos divertíamos, después hacíamos todos los chistes posibles. Roy Quiroga (Ratones Paranoicos) es como el escribano y anota, porque cada uno tiene un lugar. Incluso el que entra, ponele, vino Black Amaya (Pescado Rabioso, Spinetta) como invitado, era loco porque vos veías como quince bateristas que están en la historia del rock, está el presente y quizá el futuro (por los más nuevos) de la historia del rock y todos hablábamos como pares de lo caro que es este instrumento y hablábamos de que pasa si se nos rompe un plato, que es algo que sucede constantemente –más en mí, que rompo platos constantemente- vos pensá que en la estructura de las bandas que tenemos cada uno se hace cargo de su instrumento, entonces pensábamos: “¿qué pasa si no lo puedo comprar?” y entonces decíamos: “¿qué pasa si hacemos un paro general?” Entonces habíamos propuesto que parábamos todos los bateristas entonces suponete Chizzo (de La Renga) iba a tener que llamar a Cristian Aldana y decirle: “Che, loco, ponete las pilas, ayudalo a Ray con el plato porque lo tengo al Tanque (baterista de La Renga) acá que no me quiere tocar un tema” y así todo el tiempo, nos divertíamos mucho con estas situaciones.
Baterista rompe ilusión: El baterista es el eslabón entre la gente y la banda, y sabemos escuchar. La mayoría tenemos eso, aunque siempre hay alguna oveja negra en el gremio. Sos artista mientras que estás en el escenario, cuando bajas si bien hay un estado de arte mental sos una persona común y corriente y a muchos músicos no les gusta romper esa ilusión. Yo le debo haber roto la ilusión a muchos porque por ejemplo a mí me gusta quemar hojas en la puerta de mi casa, barrer las hojas en el otoño, hacer una montaña y me gusta el humo, me gusta mucho el humo, es bien de zona sur, y es algo que le estoy enseñando a mi hijo: en zona sur tiene que haber humo! (risas). Quemar hojas en la puerta de las casas es una tradición, no puede pasar una máquina a sacar las hojas y quitarnos lo lindo de juntarlas y hacer una fogata. Encima cuando sos chico que aprovechas para tirar algo -un aerosol o lo que sea- para ver que pasa, rompés el folklore de la zona sur. Capaz pasa algún chico que me ve en el Vive Latino o algún show importante y me ven en jogging en la puerta de mi casa quemando hojas y bueno capaz se les rompe la ilusión pero yo siento cierto placer en eso porque es la verdad.
Oasis del divismo del rock: Por todo esto de lo colateral del rock yo fuí haciendo como estos oasis: el estudio, juntarme con amigos a tocar, y relacionarme con gente que lo vive y lo piensa de esa manera, y logré la libertad para que tocando en un grupo como EOY poder tocar también en Ferro con La 25 o con Massacre en ese show inolvidable en Peteco´s, o tocar la guitarra con Cadena o con Carajo. Son gente con la que me siento afín, en confianza, no hay segundas lecturas ni nada encerrado, si te tienen que preguntar algo te lo preguntan de una porque ya los fuiste conociendo, entendés? Y eso para mi es vital, eso para mí es el rock. Hay como una idea de que el mundo del rock está muy aparte de muchas cosas, y eso siempre me pareció muy divertido, porque, no sé como será el ambiente del teatro de revistas, pero en el rock hay celos, hay egos, hay cálculos (cuanta gente metiste, adonde vas de gira, qué vas a hacer proximamente), el cartel... es decir: son todas cosas que no solo pasan por lo colateral del rock.
El presente del RNR: Yo creo que el rock está necesitando –y te hablo del rock y de mí como público y como músico, que en mi caso es lo mismo- no sé si llamarlo un volver a las fuentes, pero sí redescubrirse. Porque todas estas situaciones satelitales, intrascendentes, suceden por aburrimiento para mí, porque donde tiene que estar el núcleo generador de todo, para que todo eso ni haga falta, no está. La pasión, la entrega, la búsqueda, lo real en eso que son un puñado de canciones, falta eso, por eso yo estoy poniendo mi granito de arena buscando lo nuevo, produciendo, parándome hoy sin saber que me va a conmover mañana como baterista... está buenísimo!!
Oasis del divismo del rock: Por todo esto de lo colateral del rock yo fuí haciendo como estos oasis: el estudio, juntarme con amigos a tocar, y relacionarme con gente que lo vive y lo piensa de esa manera, y logré la libertad para que tocando en un grupo como EOY poder tocar también en Ferro con La 25 o con Massacre en ese show inolvidable en Peteco´s, o tocar la guitarra con Cadena o con Carajo. Son gente con la que me siento afín, en confianza, no hay segundas lecturas ni nada encerrado, si te tienen que preguntar algo te lo preguntan de una porque ya los fuiste conociendo, entendés? Y eso para mi es vital, eso para mí es el rock. Hay como una idea de que el mundo del rock está muy aparte de muchas cosas, y eso siempre me pareció muy divertido, porque, no sé como será el ambiente del teatro de revistas, pero en el rock hay celos, hay egos, hay cálculos (cuanta gente metiste, adonde vas de gira, qué vas a hacer proximamente), el cartel... es decir: son todas cosas que no solo pasan por lo colateral del rock.
El presente del RNR: Yo creo que el rock está necesitando –y te hablo del rock y de mí como público y como músico, que en mi caso es lo mismo- no sé si llamarlo un volver a las fuentes, pero sí redescubrirse. Porque todas estas situaciones satelitales, intrascendentes, suceden por aburrimiento para mí, porque donde tiene que estar el núcleo generador de todo, para que todo eso ni haga falta, no está. La pasión, la entrega, la búsqueda, lo real en eso que son un puñado de canciones, falta eso, por eso yo estoy poniendo mi granito de arena buscando lo nuevo, produciendo, parándome hoy sin saber que me va a conmover mañana como baterista... está buenísimo!!
1º PARTE - 2º PARTE
Entrevista realizada por Eme Eme para Stay Free. Fotos de Eze B y EOY
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