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viernes, 1 de octubre de 2010

"La creación máxima surge en la conexión con el universo"

Después de viajar dos horas llego a destino: Pichincha 85, sede de la Unión de Músicos Independientes (UMI). Baja una chica a abrirme, me dice que mi entrevistado está llegando.

A los quince minutos escucho el ascensor y reconozco esa voz tan particular que tiene Cristian Aldana. Entre hablando por teléfono con el auricular, saluda, me dice que lo espere un ratito y pasa rápidamente para el fondo del pasillo.

Espero menos de cinco minutos y me hace pasar a una pequeña oficina, hay que ingresar a través de una puerta muy angosta, me cuesta un poco pasar con mi mochila, mi campera y mi torpeza.

Antes de empezar me atajo, y le digo que no soy periodista, que estudio Crítica de Artes como ya le expliqué por mail. Entonces él me comenta que está allí especialmente para darme la entrevista, pero que no tiene mucho tiempo.

No sólo no soy periodista, sino que es mi primera entrevista, y para colmo está apurado: prácticamente no me salen las palabras. Saco el grabador, mis apuntes, pongo Rec y arranco, si no tiene tiempo no hay que perderlo (Dentro mío pensaba: no probé el grabador, la puta madre, encima es a cassette. ¿Y si se traba la cinta?).

Generalmente se incluye a El Otro Yo en diversos géneros como el rock, el grunge, el rock alternativo. ¿Cómo describirías el sonido de EOY más allá de estas clasificaciones?

Cristian Aldana: Nosotros siempre durante toda nuestra carrera buscamos tener un sonido propio. Me parece que lograr buscar una identidad propia en la música es muy importante. Creo que hoy en día, cuando escuchás un disco o un tema de El Otro Yo no quedan dudas que -si escuchaste alguna vez la banda- es un sello muy propio y eso lo pudimos lograr a través de todos estos años de tocar. Eso va más allá de cualquier rótulo, ¿no? Porque aparte El Otro Yo es muy amplio, un disco nuestro no es solo un estilo, o un grupo heavy, o de canciones tranquilas, o pop, o punk rock: siempre hay una gama de posibilidades que es lo que también le da la personalidad al grupo.

Evidentemente El Otro Yo es único. Desde Lo de adentro, una de las primeras composiciones del primero demo Los Hijos de Alien, en la cual demuestran esa fuerza increíble en la transmisión de sentimientos, que siguen logrando hasta el día de hoy, pasando por Profundidad del disco Espejismos (2004) y llegando a la potente Célula Madre, de su último disco en estudio Ailabiu (2010).

Siempre me interesó la diversidad musical -o de estilos- de El Otro Yo. Aunque a uno como público, después de ver increíbles shows en vivo, siempre le queda la terrible y motivadora intriga de cómo se llega a esas canciones, cómo se les ocurre, cómo suceden esas maravillosas melodías.

Como compositor y escritor, ¿Qué te influye más del universo artístico más allá de la música? Como la literatura, el arte, por ejemplo la pintura, o el cine...

CA: El cine me encanta y también leer, y en general me gusta también mucho mirar: la vida, el presente, pensando también en la realidad que me tocó vivir como artista. Porque es fundamental, si bien uno como artista puede volar un montón, también me parece que uno se puede influenciar mucho de las cosas que pasan alrededor, que es lo cotidiano.

¿No sos de mirar mucho para atrás digamos? ¿Es mas el hoy?

CA: No, miro para todos lados, pero me gusta vivir el presente y cuando llega el momento de influenciarme para generar una obra artística o crear algo, me gusta o volar, o mirar lo que tengo alrededor, o a mí mismo, o hacia un lugar de evolución. Eso está bueno también para poder dar un mensaje de libertad y de expresión artística, que son también ideales del artista comunicados en una letra, en una canción.

Qué lindo es que te lo expliquen. Mirar a su alrededor, a sí mismo, hacia un lugar de evolución... eso es justamente lo que esta banda demuestra muy fuertemente en Ailabiu, como dice la letra de Rebelión: Trasciendo el karma que nos tocó, hora de evolución".

Al escuchar la discografía de El Otro Yo se evidencia mucho la madurez, en el plano musical y en las letras también. Pero hay algo que se mantiene intacto, que es esa luz de esperanza en el amor que transmiten a través de las canciones. ¿La libertad artística que sostuvieron con tanto esfuerzo durante todo este tiempo, tiene que ver con la posibilidad de transmitir ese mensaje?


CA: Sí, claro. Yo creo que el arte tiene que ser libre a la hora de ser compuesto y de ser expresado, porque si está condicionado, en este caso por el mercado o por el negocio de la música, hay muchas ideas que son difíciles para jugarse cuando uno quiere decir algo, porque primero pesa más lo comercial que el espíritu de libertad artística. Entonces cuando nosotros tiramos un mensaje que tiene que ver con el amor, o con cosas que son de evolución espiritual, que son como fotografías personales de cada uno de la banda, creo que está bueno que lleguen muy puramente, ¿no? Como si fuera desde la inocencia de un niño.

Sin límites...

CA: Claro, cuando lo mirás de afuera y pasa el tiempo, tal vez escuchas un disco y decís: que loco, ¿yo hice una canción así? ¿Cómo hice? ¿Y ahora voy a poder hacer otra que sea así? Es muy loco... y eso tiene que ver con la conexión con el universo, la creación máxima surge desde ahí. Por eso yo siempre pienso que la música es el idioma universal.

Al transitar el camino de la autogestión y la independencia, ¿cómo manejan los tiempos para hacer un disco, en la producción, la composición? Se limitan, se cuelgan...

CA: Cuando llega el momento de empezar a componer ya empezamos bastante tiempo antes, todavía trabajando con un disco anterior. Y mientras estamos trabajando con ese disco, vamos componiendo canciones nuevas, y ponemos una fecha de cuando podríamos lllegar a grabar el disco, e qué lugar, cuál sería el productor. Así fue como fuimos desarrollando la idea de Ailabiu, cuando fuimos a México la vez anterior, tuvimos una reunión con el productor que pensábamos que habíamos elegido para producir el disco, que fue Paco Huidobro, y ahí planeamos la idea de que el grupo vaya a México a grabarlo, y no que él viniera a Argentina. Aprovechamos una gira que tuvimos por allá, fuimos todos y nos quedamos dos meses hasta grabar el disco.

A pesar del poco tiempo fue una charla relajada y bastante interesante. La banda de los hermanos Aldana completa su formación con: Diego Vainer y los ex Brujos, Gabriel Guerrisi en guitarras y Ricky Rúa en batería. El Otro Yo deja bien en claro en su último disco en estudio, Ailabiu, que cargan con más de 20 años tocando, ganando experiencia y madurez personal y musical. Y dejan más en claro aún que tienen mucho para decir y saben cómo transmitirlo. Además se la bancan porque nadie les dice lo que tienen que hacer ni cómo. Son más que libres. Y no sólo transmiten esa libertad a través de su música, sino que pretenden más. Por eso Cristian forma parte de la UMI (Unión de Músicos Independientes), desde su creación en el año 2001, para que otros músicos se animen a recorrer el camino de la autogestión que ellos atravesaron desde un primer momento, sin tener las herramientas que hoy les quieren ofrecer desde la UMI a los músicos que deciden ser independientes.



La UMI y la Ley Nacional de la Música

Según las propias palabras de Cristian, la Unión de Músicos Independientes (UMI) "es una Asociación Civil sin fines de lucro, que se encarga de trabajar en convenios para facilitar los procesos de producción, fabricación y distribución de los grupos de música que deciden autogestionarse (...) tenemos convenios para fabricar Dvds, para fabricar tarjetas digitales, para hacer remeras, convenios con estudios de grabación, estudios de mastering, estudios de diseño de arte de tapa, de diseños web, es decir, un abanico de posibilidades y de cosas útiles que le sirven al músico que decide autogestionar su material".

Además, desde hace 4 años la UMI viene trabajando junto a los Músicos Convocados y diferentes Federaciones de Músicos Independientes del país, para que se promulgue la "Ley Nacional de la Música". Lo primero que haría esta ley es crear el Instituto Nacional de la Música, así como lo tienen el cine y el teatro, y ayudaría a los músicos dándoles herramientas la producción de su música, mediante la entrega de vales "para fabricar discos, o para horas de grabación en estudios, para mastering, o para diferentes actividades que son una parte de la producción de la autogestión y que van a incentivar a que los músicos no tengan que pagar toda la producción". Otra de las cosas que se harían con esta ley, es crear "un circuito de música estable, en todo el país, para que podamos girar todas la bandas de música de todos los estilos por todo el país, todos los días de la semana, por todos lados".

Con la cultura musical que hay en la Argentina, reconocida en Latinoamérica y el mundo, no se entiende cómo aún no existe esta ley. Faltaría que los representantes del pueblo valoren este arte maravilloso, para que también la gente que nunca accedió a ser parte de la magia de la música pueda disfrutarla, como Cristian disfruta de colaborar para el proyecto de esta ley, de ser fundador de la UMI, y un gran músico.

Nota: Florencia Silva
Blog: http://florxsilva.blogspot.com

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