La verdad que no, para nada. Se pasaron muy rápido estos veinte años. De golpe, un día sacando cuentas nos dimos cuenta que cumplíamos veinte años. Fue recontra natural. Todo empezó cuando en el ´88 mi hermana y yo decidimos tener un grupo. La banda existía desde el ´87, pero en realidad la cuenta empieza desde que grabamos el primer demo en enero del ´88.
¡Insisto con la edición en México! ¡Es muy grosso!
Si, pero le pasó lo mismo a varios grupos. En la época en que empezamos a ir a México había mucha piratería, mucho de lo de acá llegaba allá. El caso de Todos Tus Muertos por ejemplo o 2 Minutos (que eran muy reconocidos). Hay muchas bandas que llegaron a México con un montón de público sin haber editado nada. La primera vez que fuimos, en 2001, hicimos unos shows y nos sorprendía que la gente nos conociera, que conociera nuestras canciones. Y era por la misma situación: llega todo a México.
Volviendo al presente, ¿Cuál es el lado salvaje al que hace alusión Estallando?
Mirá… EOY se caracteriza por estallar su lado salvaje, sobre todo en vivo. Y el nombre del disco está inspirado en la letra de “Mascota del sistema” del disco Espejismos.
Apenas suena ese tema impostas un tono vocal centroamericano…
Claro, si. El estribillo dice “rompiendo las reglas del juego, estallando tu lado salvaje”, haciendo referencia a que todos somos unas dulces mascotas del sistema. La idea fue de Ray (Raymundo Fajardo, baterista), y la verdad me encantó, me pareció re copado ponerle ese nombre a un disco en vivo. Nosotros venimos de Contagiándose la energía del otro, que es un nombre buenísimo. Y ahora había que ponerle uno que también esté bueno…
Cristian es sumamente tímido, en esta ocasión viste una camisa negra tipo americana. No deja de llamarme la atención la intermitencia de sus pupilas: se expanden notablemente cuando se entusiasma con lo que está expresando. Estudió cine y publicidad pero no alcanzó a terminar ninguna de las carreras. Colgó la universidad y comenzó a trabajar con el norte puesto en un equipo de guitarra. Ahorrando peso por peso, al año y medio de trabajo pudo equiparse con todos los instrumentos necesarios, incluso a su hermana María Fernanda. Desde hace varios años, integra la Unión de Músicos Independientes (UMI) que impulsa la creación de la Ley Nacional de la Música. Evolucionar la calidad de sonido de los lugares para tocar y consolidar un circuito de música estable en todo el país es la obsesión que lo desvela.
¿Qué contribución hace el CD+DVD a la premisa de diversidad que siempre pregonaron?
Y… este disco refleja un segundo momento de la banda en vivo. Contagiándose es un primer momento, es de la primera época, de los primeros discos. Y este es de la segunda época, del lado de Colmena, Espejismos, Fuera del tiempo, más centrado en esa etapa de la banda.
Creo que lo más interesante del disco es el contenido del DVD: tiene mucha intimidad de las giras, de los camarines. A los chicos que les gusta mucho el grupo les parecen perlitas re entretenidas. Yo me pongo en el lugar de alguna banda que me guste mucho y poder ver cosas así me re flashea.
Ray mezcló el disco, ¿no?
Si, pero lo mezclamos en el estudio de Marcelo Belén que queda en Longchamps. Marcelo venía de laburar en el Abasto, se puso su propio estudio y como es amigo nuestro nos ayudó a grabar el disco en alguno de los shows que hicimos en Obras, y bueno… se encargó de mezclarlo junto a Ray.
Según nos insinuó Cristian durante el primer intervalo de la entrevista, el nombre del álbum también remite a una banda de Banfield que se llamaba El Lado Salvaje. Sorpresivamente, este conjunto formado a fines de los ´80, dejó de tocar debido a una tragedia aérea en Brasil que habría interrumpido la vida de dos de sus miembros. “No se supo si el avión cayó en la selva o qué, pero nunca más volvieron. Imaginate la locura de no saber qué pasó, una historia de película pero real” sostiene azorado Cristian. Casualmente Marcelo Belén era el baterista de El Lado Salvaje.
¿Sabés quién dijo lo siguiente? “A mí me gusta El Otro Yo. Me encantan porque tienen una actitud y están buscando algo. Con el lenguaje de la pendejada, con otras urgencias, bien de abajo, de barrio. Pero es gente pacífica, capaz de unirse por la paz para defender lo más sagrado.”
Me suena… pero no estoy seguro.
Luis Alberto Spinetta.
¡Ah! si si si me sonaba.
¿Qué sensaciones te generaron los dichos de Luis?
Me generó mucha alegría por que el flaco es parte de la historia del rock local, es un poeta, un artista de primera, influyente en todo sentido. Tengo una anécdota con él: un día fuimos a su casa a conocerlo. Llegamos a través de Ulises Butrón, que está en la UMI y había tocado con él. Yo todavía no sabía que había dicho eso en el libro. Y resulta que cuando tocamos el timbre de la casa, sale y cuando me ve me canta una canción de EOY. Los pibes que estaban conmigo flashearon viste… me decían “¡el flaco te está cantando un tema!”, y yo me quedé re loco por que me cantó “Profundidad”, una canción que dice “u u u u” (risas…). En vez de saludarme, apenas me vio me dijo “Cristian: u u u u” y me cantó la canción. Después me explicó que a una de sus hijas le gusta mucho EOY y que a veces se la cantaba. Una historia re divertida. Me emocionó mucho lo que dijo, por que bueno… a veces los premios no significan nada, pero que alguien que vos admiras diga algo como lo que él dijo, está buenísimo, es un premio con mucho valor.
Hace mucho tiempo dijiste que querías provocar una revolución dentro de la música, ¿finalmente qué pasó con esa idea loca?
A veces lo inmediato y pasional te lleva a decir cosas como “la cumbia es una mierda” o que quería generar una revolución. Pero la revolución terminó siendo la del corazón, la del alma. Yo pensaba que la revolución era de estructuras y durante estos veinte años me di cuenta que en realidad la revolución es humana: de la evolución, de la bondad. Y la UMI significa eso. O sea… la música es compartir sentimientos, momentos vividos e inspiraciones. La UMI es el ejemplo de que estando juntos se puede cambiar el mundo, entonces eso es lo realmente revolucionario. Cuando era más chico yo era punk, todavía me sigue identificando el punk, pero para mí hoy ser punk es ser solidario y en su momento era otra cosa. Es esa revolución tan loca que en su momento dije que me gustaría generar. No sabia bien qué era, pero había algo de estallido dentro mío (que todavía sigue estando), que se direccionó hacia un lugar que tiene que ver con la evolución espiritual. En definitiva, poder compartir cosas con el resto es lo que a mí me termina llenando el alma. Esa energía que va y viene es la revolución.
¿No sentís que han ganado una batalla? Digo… la de no poder ser encasillados con un estilo de música determinado.
Si, nosotros siempre quisimos hacer algo diferente. Hicimos un disco grabado desde la cabina de un auto, un disco triple, un DVD low fi, las giras interminables, giras por Latinoamérica, giras por Estados Unidos en un trailer, tocamos en los festivales más importantes… cuando nos dicen que somos un grupo alternativo, probablemente lo seamos por que creo que hicimos cosas diferentes realmente muy bien. Y eso pone al grupo en un lugar fuerte, muy fuerte. Siento que si estamos en ese lugar, somos uno de los grupos más fuertes desde ese lugar.
Ustedes siempre tuvieron una perspectiva optimista de la vida, ¿cuál podría ser el mensaje alentador de EOY en relación a la situación que vive el país?
Esa revolución que antes sonaba violenta hoy en día es la revolución del corazón. Suena tan cursi y tan pelotudo… pero al final terminás cayendo en lo mismo que había dicho John Lennon: “la revolución del amor”. ¿Entendés lo que te digo? Y no estaba equivocado, John Lennon era un genio, era un terrorista…
¡Claro! ¡Un terrorista del amor!
Si, ¿entendés? Por eso lo mataron… y a cuantos más han matado por ser terroristas de lo mismo: Bob Marley, Jim Morrison, tantos locos con una inteligencia… con una propuesta diferente, que venían rompiendo una estructura por tener tanto poder sobre la juventud. El movimiento hippie causó un revuelo en la gente conservadora: de golpe ver gente en pelotas, libre. No les gustaba. Y bueno… el sistema funciona de modo que existan autos y computadoras, no quiere gente en pelotas, gente libre, quiere que todos seamos obedientes. Entonces tiene que ver con la libertad, con la revolución del corazón, con el cambio de actitud, con la destrucción del machismo y todas esas cosas que no nos dejan aprender a amar de verdad. Aprender a amar de verdad es lo más difícil por que, en relación a lo que uno aprende a medida que va viviendo, el amor es posesión y egoísmo, y en realidad eso no es el amor. El verdadero amor es poder ser libre, poder aceptar y poder perdonar sin temor. El orgullo es una mierda, es lo primero que nos ataca cuando nos sentimos heridos. Hay gente que no es feliz por que dejó al amor de su vida por orgullo. Esa es gente infeliz que no aprendió a amar, son victimas de la educación y de una forma de vivir que es una mentira.
Desde el ´88 hasta hoy, dentro del rock, ¿qué hecho te mandaría directo al cielo y cuál al infierno?
Es difícil por que no creo ni en el cielo ni en el infierno. Para mí todo es una mentira, el cielo, el infierno, todo…
¿Y entonces qué hay?
Y… esto que estamos viviendo es una experiencia física, somos energía espiritual viviendo y transitando una experiencia física. Es lo que nos permite vivir el rock. El rock es carne, el rock es comer, dormir, coger y cagar. Y para esa experiencia física ¡yo elijo el rock!, que es mi banda de sonido para comer, dormir, coger y cagar. El rock es el camino, es todo lo que el cuerpo te pide naturalmente. ¡Ese es el lado salvaje!
¿Hace falta aclarar algo más? Creemos que no… Cristian lo dijo absolutamente todo. El próximo sábado 6 de diciembre a las 17 hs. EOY festejará sus veinte años de carrera en el Parque Roca porteño. El acceso al show es totalmente gratuito y contará con la participación de Árbol y Smitten en calidad de invitados. Luego, tocará junto a Ataque 77 en un festival uruguayo, y los tendremos nuevamente en Capital el 29 de diciembre en el Teatro de Flores en el recital despedida de año y presentación oficial de Estallando tu lado salvaje.
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